Cuando no existía el consumidor

El final de la década de los cuarenta, fueron unos años marcados por la aparición de nuevos productos de consumo, que inundaban los hogares castigados por la escasez de los recientes años de guerra. Lavadoras automáticas, frigoríficos, aspiradoras y todo tipo de productos para la limpieza del hogar encuentran un mercado de consumidores ansiosos y receptivos, que eran el germen de lo que unos años después se conocería como la Sociedad de Consumo.

Todo lo que se fabricaba se vendía y el interés de las empresas se centraba exclusivamente en producir al menor coste posible productos de calidad, que se diferenciasen lo más posible de sus competidores.

El consumidor no tenía demasiada importancia en las estrategias de ventas, sólo contaban la producción, la publicidad en los medios de masas y el mercado, entendiendo a éste como el gran escaparate de los miles de puntos de venta donde se exhibían los productos.

La palabra Marketing resume muy bien el espíritu de aquellos momentos. En España la hemos mantenido siempre en su expresión inglesa, pero en muchos países latinoamericanos la traducen por mercadeo o mercadotecnia, es decir, hacer mercado o trabajar con las técnicas del mercado, con la seguridad de que el consumidor siempre acudirá a la tienda para hacer su compra.

Bastaba con exhibir el producto y esperar a que el comprador se lo llevara a casa. Sin duda, el marketing era muy fácil cuando no existía el consumidor.


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17 Ago 2023
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